Porque nosotros somos el máiz

En la tierra lo único que importa es cultivar el... ¡SIIIII! Tu espacio sobre cuentos y algo más TODOS LOS HOMBRES MUEREN, MAS NO TODOS VIVEN REALMENTE -WILLIAM BRAVEHEARTH WALLACE-

Monday, September 25, 2006

El emperador solitario

Ésta es la historia de un emperador cuyo orgullo y coraje fueron dignos de elogios y reconocimiento, un general romano que después de haber vencido en grandes batallas gobernó al imperio. Ahora en el año 160 de nuestra era, Chatus gobierna sobre Roma con un autoritarismo despreciable dejando en el pasado todos los esfuerzos físicos. Algunos ciudadanos dicen que no tiene sentimientos y que sólo piensa en él, además que el mantel morado que siempre utiliza en su vestimenta es el único recuerdo sentimental sobre su desconocida familia. Otros afirman su descendencia como la encarnación de Júpiter o simplemente un Coloso, pero eso se descubrirá a continuación en el último relato de Chatus Máximus, el Magnánimo, el emperador solitario.
Chatus vive con la incógnita que desde años atrás ha impacientado su vida, el relato de un oráculo que dijo estas palabras – en el último invierno descubrirás tu sangre- y Chatus nunca comprendió lo que decía el viejo adivino sobre su futuro (hay que recordar que las palabras de un oráculo siempre se cumplen) y desconocía cual era el último invierno.
En el senado romano Chatus ya no era amado por los oradores principales desde que brindó protección a los cristianos, lo que generó grandes conspiraciones para acabar con su vida, pero el emperador conocía estas negras intenciones.
En febrero del año 160 organizó los eventos del circo romano, brindó grandes espectáculos de gladiadores, sólo uno de ellos sobresalió por su coraje, un gladiador de nombre Gilbertus combatía a sus enemigos con gran fuerza y decisión, y nunca se le vio derrotado en la arena lo que llamó la atención de Chatus para colocarlo como soldado en las líneas de combate.
El emperador notó la fuerza de éste gladiador a tal grado que lo nombró como el capitán de la guardia pretoriana, ganando la completa confianza de Gilbertus.
En el séptimo día de marzo Chatus comenzó a platicar con Gilbertus sobre su pasado, era la única persona que estaba dignificada a estar en presencia del emperador, a lo que el emperador lo cuestionó de la siguiente forma:
-Gilbertus, me gustaría conocer sobre tu pasado ¿de quien eres hijo?
-Desconozco mi propia descendencia porque siento que tuve una vida anterior muy diferente a la actual, en esta vida fui criado por unos campesinos de la hispania en las tierras de Trujillo, lo más seguro es que ellos sean mis padres legítimos.
-¿A que Dios rezas?
-Le rezo a Crom el Dios del acero, pero rara vez me escucha, ¿y usted?
-Yo no rezo, envío a un servidor a que rece por mi, pero no a cualquier Dios pagano, le rezo a un Dios que según dicen los cristianos es el más poderoso de todos.
-¿Y lo escucha?
-No lo creo, con mi presencia es suficiente, no he encontrado a alguien que se iguale en sabiduría a mí o que se pueda comparar conmigo, pero tú eres diferente a los demás mortales y te haz ganado mi confianza, puedo decir que eres mi igual, por eso te encomiendo la siguiente misión.
-¿Cual misión?
-Estoy consciente sobre la conspiración que los senadores han organizado en contra mía, por eso los he citado el día de hoy, y tu misión es acabarlos como lo haz hecho con los gladiadores y los bárbaros de la Germania, cuando entren a la cámara tú cerrarás las puertas de acceso, lo más seguro es que estén armados, vístete como un senador romano y a mi señal saca tus instintos asesinos.
Mientras estaban charlando, los senadores comenzaron a entrar en la cámara, Chatus se mantuvo en el centro de la cámara y Gilbertus se sentó el la grada que estaba más cercana a Chatus. El emperador comenzó a platicarles los temas de costumbre, el caso de los cristianos, los bárbaros Germanos con la remota idea de acabar con el imperio, y su forma egocéntrica de ver la realidad.
Al llegar al tema sobre los bárbaros, un senador de nombre Bruto se levantó y comenzó a reclamar:
-Los bárbaros germanos están a nuestras puertas, nuestros soldados están combatiendo a muerte con ellos, ¿y tú?, sentado aquí sin hacer nada – ésta última frase encendió la cólera de Chatus, a lo que argumentó de la siguiente manera:
-Ustedes no saben nada sobre la guerra, conocen poco sobre la política, lo único que hacen es estudiar las leyes de nuestro pueblo para ver cómo las pueden evitar. Ustedes no han estado en una batalla, yo si, y créanme son más civilizados los soldados, incluso los bárbaros son más honorables que ustedes, bola de pezzonovantes (una forma de expresión siciliana que significa: estúpido o imprudente), yo me enfrenté en batallas que expandieron nuestro imperio, inclusive fui herido en mi tobillo derecho – dicho esto mostró su herida-. Claro, no conocen las heridas, por esa razón al momento llegar a ser emperador no quise hacer nada más. -Bruto al escuchar esto volvió a reclamar.
-Imprudentes nos dices tú, y tu nos haz subestimado, eres viejo y débil, y solo en esta cámara tú estas, nosotros te quitaremos la vida… para que no sufras más-. Diciendo esto con una sonrisa maquiavélica, hizo una señal y los senadores comenzaron a levantarse, entonces Chatus volvió a levantar la voz y argumentó.
-Imprudentes les digo yo, porque conocía sus planes de antaño, y ver más que ustedes he hecho, en verdad les digo, yo nunca moriré con un puñal clavado en la espalda, aunque esté en mis últimos días moriré en el campo de la guerra, ahora mismo saldré a la batalla a morir con honor-. Después de afirmar su plan, le hizo una señal a Gilbertus, entonces el gladiador se despojó de sus vestimentas de senador para descubrir una coraza de guerrero para proteger al emperador.
El gladiador comenzó a acabar con las vidas de los senadores y abriéndole paso a Chatus hacia la entrada dio inicio a la lluvia de cabezas y brazos. Ya en la puerta Chatus con la voz elevada le dijo a Gilbertus -Te espero en las afueras de las murallas-. Dicho esto salió y montando su corcel blanco de nombre Argento cabalgó hacia la batalla.
Con una respiración pesada Chatus salió de la ciudad a pesar de una fiebre que consumía su cuerpo y que sabía acabaría con su vida.
El sol descendía hacia las montañas del oeste, los bárbaros se refugiaban en el bosque, pero la batalla había iniciado ya la cacería de cabezas y miembros importantes. Los soldados desmoralizados vieron hacia el cielo a un emperador divinizado con la actitud de un gran general de batallas, a lo que los guerreros suspendieron sus labores bélicas para escuchar sus Colosales palabras.
-Soldados, mis divinos soldados, Todos estamos destinados a morir pero igual y daremos lucha, lo que sí se es que ganaremos, y yo se porque, porque yo nunca voy a perder una batalla, algunos de ustedes sabrán pelear otros no, prefiero morir hoy en este campo de batalla al lado de ustedes en lugar en mi cama. Así que les pido que luchen por lo que más quieren en este mundo, si muero, sería un solo romano, pero si vencemos la gloria será eterna, luchen por un lugar, y en ese lugar estarán. Entonces les digo que ganen este combate por la libertad y gloria de Roma-. Dicho esto, Chatus se adentró a las líneas del enemigo en su caballo seguido de sus soldados.
El sol daba pocos destellos de luz con una niebla que tornaba una luz gris. Chatus recordó sus días de guerrero al momento de cortar cabezas debajo de su caballo. En ese momento una flecha le voló el mantel morado que estaba en su hombro y cayó al suelo, entonces un bárbaro la levantó para limpiarse el sudor y escupir, Chatus indignado se bajó de su corcel y le cortó la mano al bárbaro para cortarle la cabeza posteriormente diciendo las siguientes palabras. –Sólo yo puedo tener en mis manos este mantel-. Y se limpió el sudor.
A pesar de una batalla excelente por parte de los romanos, la victoria se inclinaba hacia los bárbaros, entonces Chatus sobre su corcel con la mirada hacia el cielo exclamó.-Dios si realmente existes dame la victoria, ahora que me indigno a rendirte oración, te digo, si no me estás escuchando, entonces vete al infierno-. Al decir esto se vio hasta las murallas un ejército no muy común de los romanos, eran los gladiadores que venían a pelear por su emperador.
Los gladiadores liderados por Gilbertus comenzaron a cortar cabezas y miembros, pero ahora luchaban con una motivación excepcional, nunca en la arena habían luchado con gran inspiración. Ahora la batalla se inclinaba hacia los latinos, Gilbertus en especial luchaba con la fuerza de un león.
Entre los bárbaros comentaban la muerte del máximo gladiador y comenzaron a apuntar disparos de flecha hacia Gilbertus. Uno de ellos encendió una y con gran puntería fijó el punto en la coraza del gladiador. Ese lapso transcurrió de una manera muy lenta Chatus desde su caballo pensó en las palabras del oráculo, su sangre se derramará, y era precisamente invierno. Dirigió su rumbo hacia el gladiador Gilbertus, se colocó entre en camino de la flecha y su antiguo objetivo. El proyectil penetró le coraza del emperador el cual cayó de su caballo.
Marco Aurelio, un soldado romano y pariente lejano de Adriano, pronunció las siguientes palabras.
-El emperador ha caído, luchemos por él, puesto que su vida ha dado por nosotros.
Los soldados y los gladiadores pelearon con mayor ímpetu en aquella sangrienta batalla, al grado de dar sus vidas sin importar sus deseos.
La luz menguaba y la batalla terminó. Los gladiadores abrazaron a los soldados, y comenzaron a alabar a Chatus.
Chatus tendido en el suelo comenzó a platicar sus últimas palabras con Gilbertus y Marco Aurelio.
-Ganamos, les dije que tendríamos la victoria, pero, ¿como es que los gladiadores comenzaron a pelear por Roma?
-No lucharon por Roma, dieron sus vidas y terminaron con las del enemigo por ti-. contestó Gilbertus
-¿Tú los convenciste?- preguntó Marco Aurelio
-Si lo he hecho.
-¿Pero como lo hiciste? Volvió a cuestionar Chatus.
-Les prometí que serían libres-. Respondió Gilbertus con una cara de pena.
-Les prometiste la libertad, y libres serán. Ahora pelearán por su propia cuenta, formarás una escuela de gladiadores en donde lucharan por dinero. Y a ti te pido que protejas a Marco Aurelio, por que él restaurará la libertad de Roma, mantendrá la pax romana.
Después de decir esto, Chatus buscó entre su coraza el mantel morado, mas no lo encontró, intentó levantarse, pero ya no tenía fuerzas. Entonces vislumbró a lo lejos su mantel morado, arrastrándose con dificultad lo recogió y se lo entregó a Gilbertus diciendo algo que el gladiador no pudo comprender –Finalmente lo encontré-. Al decir esto, Chatus recordó de nuevo las palabras del oráculo, y con voz fuerte le dijo con un lenguaje Germano éstas palabras: -“Mein Bruder”-. al decir este dialecto expiró. Gilbertus nunca conoció el significado de éstas palabras, el significado sólo lo conocía el emperador que entró al elíseo con una sonrisa en su rostro el día 7 de marzo del año 161, Chatus Máximus, el magnánimo, “el hermano”.

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“Mein Bruder” del idioma alemán que significa “Mi hermano”

Sunday, September 24, 2006

La batalla de la Britannia

Preludio a: El emperador solitario

Chatus contaba con 29 años al momento de combatir su primera batalla, la sangrienta batalla de la Britannia.
Chatus se encontraba en una pequeña guarnición romana de Eburacum en el año 115 de nuestra era en el momento preciso de la sublevación nativa. Momentos antes de la batalla se puede escuchar una conversación entre Chatus y Serviano el sobrino de Adriano, éste era el pariente más rebelde del emperador y posible sucesor de éste.
-Chatus, los mensajeros nos informan que hay nativos que se dirigen a esta guarnición ¿crees que es posible un enfrentamiento con los nativos?
-Es lo más seguro Serviano, y si nos atacan estando desprevenidos y sin reservas nos aniquilarán.
-Entonces estamos destinados a morir.
-Todos los hombres están destinados a morir, mas no todos luchan por vivir.
-¿Entonces que propones?
-Propongo vencer.
-¿Como obtendremos la victoria?
-Porque los vamos a vencer.

Diciendo ésta última línea, Chatus subió a la sección más alta de la muralla y pronunció las siguientes palabras: - Todos vamos a encontrar nuestra muerte, pero yo les digo que no será en este día, hoy venceremos a mil nativos aunque seamos una centuria. Ustedes me preguntan ¿Por qué?, yo les digo así, por que no seremos derrotados, porque existe una palabra más terrible que la muerte, y se llama derrota, no se que dirán ustedes, pero yo nunca seré derrotado, así que olviden la muerte y preocúpense por vencer a esos sucios bárbaros.- Los soldados romanos motivados por las palabras de Chatus se prepararon para la batalla.
Los nativos se acercaron hacia la guarnición romana como lava recién expulsada del volcán, y así la batalla de Eburacum dio su sangriento inicio. La primera flecha lanzada por los Anglos encontró su destino en el tobillo derecho de Chatus, aunque tuviera una flecha en su tobillo, no se resignó y se levantó con una mirada de furia, y dio inicio al contra ataque.
El agua se transformó en fuego, las espadas en hojas, el viento en cenizas, y la batalla se dejó ver en su punto más eufórico. Chatus nunca cayó y por el contrario se vio dando la muerte a sus enemigos.
El sol se movió hacia las montañas, y tocando con sus últimos rayos a los cuerpos sin vida del campo, dio señal que la batalla había terminado con la victoria a manos de los romanos liderados por el general Chatus Máximus, ésta fue la única guarnición que sobrevivió los ataques nativos.
Este fue el inicio de las batallas para controlar las tierras británicas. Siete años más tarde el emperador Adriano visitó las tierras hostiles de la Britannia, y después supervisó la construcción de un muro que reestablecería la paz en éstos terrenos. Notó la valentía de Chatus, y felicitándolo le encomendó formar parte del senado, cargo que sería de gran importancia para el futuro gobierno romano.
Chatus generó controversia con los senadores al comentar que generan reglas, organizan estrategias y descansan al momento de ejercer una conquista. No es lo mismo tener la idea de una estrategia militar que entablar la batalla con el enemigo. Ésta razón fue la que le dio a Adriano la idea de un buen sucesor que reestablecería la paz en Roma, aunque cansado de su activo pasado, Chatus nunca se volvió a mover para dar alguna orden, jurando que sus mandatos siempre se realizarían con tan solo desearlo. Pero esa historia será relatada en el emperador solitario.

Chatus el magnánimo

Prólogo

Chatus Máximus Josius Lucio Antoninus Meridius, nace en septiembre del año ochenta y seis después de cristo en la era conocida como la edad de oro del antiguo imperio romano. Su padre fue Josius Aurelius el cual murió cuando Chatus contaba con cinco años, siendo educado en el futuro por su abuelo Brunus Antoninus. Sus inicios no han sido establecidos correctamente, algunas leyendas datan el nacimiento de Chatus como la encarnación del dios romano Júpiter, otras dicen que era simplemente un coloso. Chatus asciende al cargo de emperador romano en el año ciento treinta y ocho de nuestra era, incluyendo un gobierno estable y pacífico, pero no en todos los imperios existió la paz.

Descripción
Nuestro divino emperador en forma humana cuenta con los siguientes atributos físicos que marcaron para siempre su imperio: es de estatura mediana tirando a pequeña, un cabello corto y con color blanco purpureado, brazos fuertes, los platos dorsales los tiene demasiado desarrollados y por consecuencia los hombros son bastante fornidos, tiene una cicatriz con forma de rombo en el tobillo derecho, marca que recibió en una batalla contra los bárbaros Anglos en las antiguas tierras británicas, y otra en el pómulo izquierdo que le fue dada con una espada en otra gloriosa batalla, los ojos son azules con una tonalidad de cielo reflejado en el agua tranquila, una nariz mediana con forma respingada, en su rostro se combinan todas estas características en una forma ovalada y perfecta.

Chatus es un emperador orgulloso el cual es atendido en todas las necesidades por sus sirvientes (y hablamos de todas las necesidades). Después de extender terrenos al imperio de Roma, Chatus vive tranquilamente y sin hacer esfuerzo alguno en su tranquila morada, tratando de evitar cualquier esfuerzo físico que mengue su divino rostro. Su estado de inactividad no repercute en su forma física porque se supone que es un Dios o un coloso en forma humana. A pesar de las leyendas que datan a Chatus como divinidad encarnada, siempre reza todas las noches, pero no a los Dioses romanos comunes sino a un Dios al cual los cristianos rinden culto y dicen que es el más grande de todos, por que Chatus siempre aspira a lo mejor del mundo y termina obteniéndolo.

Su orgullo lo lleva a ser siempre el mejor, nunca pierde alguna batalla, siempre obtiene lo que desea, y jamás aceptará comentarios nefastos de algún individuo, si llegase a ocurrir esto, Chatus terminará con esa pequeña molestia al generar un movimiento con la mano o simplemente con una mirada.

Su vida privada es creada por él pero efectuada por sus súbditos, suele decir frases como: “aliménteme, báñeme, límpieme, duérmame, levánteme” (y en el caso de las necesidades físicas de las letrinas), “haga lo suyo y yo haré lo mío, pero límpieme bien”. Estos son unos ejemplos de la vida cotidiana de Chatus Máximus, el magnánimo.

A pesar de su inactividad en algunas decisiones diarias, siempre atacará con toda la fuerza que no utilizó con anterioridad y lo aplicará en la guerra. En el campo de batalla es invencible, sus tácticas (aunque no creadas por él) nunca perecerán, su orgullo no le permite la derrota, la negra derrota.

Algunos dicen que es un tirano, otros lo veneran como un Dios, simplemente es un hombre que alcanza lo que aspira obtener, si no es un Dios ni un coloso, entonces es lo más cercano que puede haber, por eso es conocido como Chatus Máximus el Magnánimo.

Saturday, September 23, 2006

Los Monster

Este capítulo de los Monster se me hizo algo curioso, cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia

Péjele Cantinflas

Aquí les voy a colocar un video que trata sobre un mitin en el cual malo... amlo, trata de criticar un anuncio de propaganda de Felipe, CON LAS PALABRAS DEL PEJE

Friday, September 08, 2006

El auto rojo

Por: José Alejandro García Hernández

8 septiembre 2006

Peter es un joven de diez y siete años que vive en la actual ciudad de Chihuahua, sus amigos le dieron ese apodo porque era un fanático total del superhéroe que lanza telarañas en los rascacielos, y lo nombraron así por ser parecido al alter ego del héroe. Peter nunca tuvo en su vida una novia pero sí muchos amigos, es un muchacho soñador y sentimental, además de ser demasiado religioso al ser educado en una primaria de monjas. A la vista de sus amigos es demasiado alegre y muy inteligente, en su escuela destaca por ser uno de los más brillantes a la hora de estudiar y uno de los más activos en cuestiones de actividades físicas, es el joven más rápido de la escuela y aprovecha cualquier oportunidad para salir a correr, es un muchacho de complexión delgada pero atlética, tiene un rostro agraciado y unos grandes ojos verdes.

En la preparatoria donde estudia Peter hay demasiadas culturas civiles que rondan por toda la ciudad, hay cholos, fresas, nacos, cheros, gays, darketos, nerdos y finalmente normales. Peter está considerado dentro de la cultura de los normales teniendo un contacto muy amigable con todos los amigos que se encuentran en alguna agrupación.

Al iniciar el último año de clases los compañeros de Peter comentan lo sucedido en sus vacaciones, en lo que Peter desea ser reconocido por la eternidad en su último año de preparatoria, su amigo Ricardo se acerca y dándole un abrazo le pregunta – ¿como te fue en tus vacaciones carlitos?- (Ricardo siempre lo llamó por su nombre real) a lo que Peter le responde emocionado – como siempre, lleno de idas y venidas-.



En lo que los estudiantes esperaban al primer maestro, Daniel un integrante de la cultura de los Cholos, decidió retar a los compañeros con un pequeño juego de vencidas, con un tono amenazador dijo –Unas vencidas, ¿quien me reta?- viendo que nadie respondía al llamado volvió a retar -¿se rajan o que?- Peter nunca consideró honorable que lo llamen cobarde en ningún idioma, y levantándose de su pupitre y sin decir nada se dirigió hacia el escritorio del maestro, no sin antes tropezarse con una mochila y dar inicio a una amable carcajada. Sentándose de un lado del escritorio tomó posición para el juego y dar inicio al espectáculo. Los brazos de los contendientes estaban inmóviles demostrando actos de fuerza y masculinidad, Peter no podría perder, esa palabra no existe para él hasta que algo externo le impida cumplir su objetivo, si comienza algo debe de terminarlo y bien.

Surgían demasiados pensamientos en su cabeza sobre el honor, la gloria y la desagradable derrota, que las fuerzas se le empezaban a desvanecer. Entre el tumulto de jóvenes reunidos visualizó un rostro demasiado hermoso que superaba al de las estudiantes de la escuela, era la maestra América que esperó y disfrutó el espectáculo siendo una maestra demasiado joven y accesible. Al mirar fijamente los ojos de la hermosa maestra no le importó no tener fuerzas para ganar el juego, al ver tan bella inspiración aplicó toda la fuerza que no había usado en aquellos minutos finalizando con la derrota de Daniel.

Con el sabor de gloria en sus labios y algo de sudor, Peter regresó a su lugar de estudio al igual que sus compañeros.

La maestra América escribiendo en el pizarrón, y con una voz dulce se presentó – soy la licenciada América Montoya Rodríguez y voy a ser su maestra de historia- los compañeros con mirada de borrego a medio morir admiraron la bien torneada figura de la docente, unos dirán demasiado flaca, se va a quebrar, una modeladora de ropa dando clases, pero para Peter era el barco de sus sueños, era Julie Christie en Doctor Zhivago, simplemente la mujer más hermosa como para abandonar a Geraldine Chaplin que tampoco estaba tan mal.

Peter gustaba de la materia de historia, y con la maestra América indicada para impartirla, Peter se dio lujo tanto para demostrar sus conocimientos, como para admirar tan radiante belleza.

Un buen día de clases, América le dijo a Peter con su voz de ninfa – me puede traer por favor de mi auto unos libros que están en el asiento trasero – Sin cuestionamiento alguno y con toda disposición salió con las llaves del auto, deteniéndose al momento de cruzar la puerta dio media vuelta para preguntar con voz tímida – disculpe ¿cual es su auto? – la amable maestra le respondió – es el auto rojo que está en el cajón número 8 del estacionamiento – Peter suele correr demasiado cuando sale del salón, dando grandes saltos y zancadas se dirigió hacia el estacionamiento escolar ignorando cualquier comentario negativo y burlón de otros estudiantes.

Al llegar al estacionamiento divisó un auto rojo de cierta marca y modelo (lo conoceremos como auto rojo para no caer en problemas legales, si quiere pensar en cierta marca y modelo puede hacerlo libremente, pero recuerde, es de color rojo), desactivó la alarma y retiró siete libros de historia, con un aire de alegría pensó en su cabeza unas palabras que no se escuchan hoy en día y en verdad es que la inteligencia y la belleza si pueden vivir juntas. Pensando esto cerró la puerta y reactivó la alarma.

Con siete pesados libros en sus brazos Peter regresa a su aula de estudios con aire de orgullo, le entregó las llaves y los libros a América, la bella maestra le agradeció y le preguntó que si no había batallado para encontrar el dicho auto, a lo que Peter con voz temblorosa y cortada, y si se puede decir con algo de balbuceo, respondió – no, si lo encontré en... si, no hubo problema – cuando Peter se sentó en su lugar, Ricardo en tono burlón le comentó
- no se te entendió nada de lo que dijiste –
- ¿como que no se me entendió? – preguntó Peter
- estabas rojito como un tomate –
- ¿como? –
- ¿te gusta la maestra verdad? –
- ¡no, claro que no! , ¿a quien le va a gustar una maestra? -
- está bonita, aunque demasiado delgada para mi gusto, ¡mira como se pandea por lo flaca que está! -
- para mi está perfecta – respondió Peter con aire de soñador
- o sea que si te gusta la maestra – afirmó con voz fuerte Ricardo.
- ¡cállate! – le dijo Peter dándole un codazo al estómago de Ricardo.

La maestra América levantando la voz preguntó – haber, ustedes que están hablando ¿por que se renombra demasiado la batalla del álamo? – a lo que Peter confiado en sí respondió – por que eran cientos de gringos contra miles de mexicanos, pero rendirse no era una opción aceptable, y lo más relevante de esta batalla además de ser nuestra primera victoria internacional, fue que no hubo sobrevivientes en aquella misión, lo malo y como siempre le sucede a México, es que le toca perder gloriosamente, y en las orillas del rió san Jacinto fuimos derrotados en menos de 20 minutos por el general Samuel Houston.

La hermosa maestra con su rostro lleno de cumplimiento y una pequeña sonrisa comentó a la clase las siguientes palabras – algo poética la respuesta de Carlos pero, sí, en verdad el ejército americano en desventaja numérica derrotó al mexicano en un promedio de 18 minutos, muy bien carlitos.

A través de varios días de felicidad y tranquilidad en la escuela, Peter se sentía más feliz que Forrest Gump al correr por el país norteamericano, sentía que tenía demasiada suerte por disfrutar algo nuevo en su último año escolar.

Un buen día después de clases, Peter y su inseparable amigo Ricardo se dirigían a la parada del camión, en el momento de cruzar la calle Peter no se percató de un auto rojo que venía (hay que recordar que son demasiados los autos rojos que transitan la ciudad), Ricardo lo jaló para la banqueta y comentándole lo sucedido le dijo – chonte, casi te atropella tu bella dulcinea – a lo que Peter alterado pero alegre respondió - ¿Qué?, me estás cotorreando, ¿como va a ser la maestra? – Ricardo con su sinceridad reconocida le afirmo – claro que si fue, auto rojo, hermosa cabellera dorada, sonrisa de modelo, si era América- a lo que los dos amigos empezaron a conversar.
- cómo hubiera querido que me hubiera atropellado- comentó Peter con su voz de soñador
-dos hubiera en una misma frase, o sea que eso dices nunca va a suceder-
-no está de más soñar-
-¿desearías que te hubiera atropellado?-
- pues quien sabe, a lo mejor-
-para que te dé respiración bucal, ¿verdad?- comentó Ricardo con un tono risueño-
-como si fuera a pasar- respondió Peter con esa imagen en su cabeza.

Los días pasaban, y Peter encontraba a América como su inspiración para todas las actividades de fuerza física, en la alberca era inalcanzable si recordaba la sonrisa que le dirigió su bella dulcinea en la mañana, en la mudanza le tocó cargar las cajas pesadas sin siquiera cansarse, claro está, descansaba todas las noches agotado.

Un día en la escuela cambió su perspectiva y visión del futuro soñado, una compañera del salón le pidió ser novio de ella, siendo la compañera que ganaba los concursos de belleza del estado, Peter aceptó. Mas no fue feliz, teniendo la novia más bella de la preparatoria, Peter seguía aspirando a la belleza de América, en vez de la miss modelo de la preparatoria. Peter se sentía como Yuri Zhivago al momento de seguir enamorado de Lara Andropova, a pesar de tener como novia a Tonya.

Marlene al ver que su novio no le prestaba atención, decidió cortarlo consiguiendo otro a la semana, a lo cual Peter lleno de felicidad de sentirse libre y de poder admirar a América corrió como nunca, y decidió llegar a su casa a un trote increíble.

El pavimento figuraba gotas de una lluvia, las casas se movían a dirección contraria, y Peter seguía corriendo sin importar su cansancio.
Peter sólo se detenía para recuperar un poco de aliento, pero se le acabó todo el aliento al figurar un auto rojo y ver la silueta divina que entraba en él, sin voltear a los lados se dirigió a toda velocidad para alcanzar a América, en ese lapso no se percató de un auto que lo aventó cinco metros adelante al momento de atropellarlo, irónicamente fue un auto rojo de la misma marca y modelo que el de su hermosa maestra, mas no era el de América, Peter palidecido por el golpe cerró los ojos.

La imagen de América figuró todo el tiempo en su cabeza, al momento de abrir los ojos, se vio en un cuarto pequeño y blanco, lleno de sondas y vendajes y viendo en la computadora su lento ritmo cardiaco se percató del lugar en donde estaba, siempre soñó con ver un auto rojo, y por un auto rojo fue llevado al hospital.

Peter al estar razonando esta irónica idea vio la figura del doctor, con su rostro serio y rechoncho empezó a comentarle. -buenos días, para no hacer tantos rodeos le comentaré los hechos, de milagro no sufrió alguna alteración grave que le evite hacer sus funciones diarias, pero me temo que su corazón no podrá dejarlo efectuar grandes fuerzas.
Peter sin poner atención a éstas palabras preguntó -¿como llegué aquí? –
–Lo dejaron aquí en un auto rojo-
– ¿Por casualidad no sabe quien?-
- si, una señorita rubia y delgada, la cual sigue aquí desde la mañana-
-¿sigue aquí?-
- si, está en la sala de espera, pero le sugiero que no se levante dentro de una semana, porque en este lapso no se podrá ni mover.

Ignorando la recomendación del doctor, Peter reflexionó lo sucedido, y con la imagen de su maestra en su cabeza, no pudo contenerse. La pantalla del registro cardiaco comenzó a agitarse, subiendo la intensidad cardiaca se elevó más de lo que se puede registrar. Con las manos temblorosas Peter comenzó a levantarse de su cama, la enfermera y el doctor admiraban tal espectáculo, con los dos pies en el suelo Peter comenzó a dar los pasos hacia la puerta de la habitación, con pisadas sin firmeza Peter seguía avanzando, en el momento cayó frente a la puerta, y viendo en el otro lado a América se levantó con una fuerza increíble para alguien con ese tipo de lesión. Finalmente de pie y estable en el cuarto de espera, América se dirigió a su alumno y le dio un gran abrazo, a lo que Peter le regresó un abrazo demasiado fuerte, el que nunca le dio a su maestra en días pasados.
-¿como sigue Carlitos?- le preguntó la hermosa musa
-bien, algo adolorido, pero el verla me da fuerzas para seguir- le respondió Peter con las palabras que nunca le dijo
-me dio un gran susto-
-no se preocupe, gracias a usted estoy vivo.

En el momento de la conversación entraron en el Hospital un señor con pinta de actor de estados unidos y una joven demasiado bella.

El señor comenzó a hablarle a la maestra – ya llegamos, y ¿como sigue el joven? – Y la maestra le contestó –pues aquí está cariño, ya se recuperó- Peter entendía que ese era el tan mencionado esposo de la maestra América, y en la habitación entró una pequeña joven que asimilaba la belleza de la maestra, la maestra le presentó a la pequeña, -esta es Jessica mi hija de 13 años- Peter con el mismo rostro de soñador la saludó y balbuceó como siempre al momento de ver una mujer bonita –mucho, mucho gusto en… si.

-Te llevamos a tu casa- le comentó el señor a Peter –si, está bien gracias- respondió Peter, en el momento que se dirigía hacia su habitación por la mochila, la recogió del suelo y salió del cuarto médico, al momento en que el doctor y la enfermera comentaban entre sí.
-¿como es posible que pueda salir así si el problema era que su corazón no iba a bombear más sangre para sus actividades motrices?- preguntó la enfermera
-¿Quién sabe anita, quien sabe?- le respondió el doctor
-Pero Diego, ¿como es posible que una fuerza emocional supere a una física?
- eso anita, creo que no lo podemos responder nosotros.

Peter aunque algo triste por ver en persona la unión social de su maestra, y ver la figura del esposo, supo que su sueño de casarse en un futuro con la maestra sería eso, un sueño, en ese momento al estar saliendo del hospital reflexionó esta idea, siempre soñó con un auto rojo, un auto rojo lo puso al borde de la muerte, y un auto rojo le recobró la vida.
Se detuvo a admirar a la bella hija de su maestra, fijó su mirada hacia abajo donde estaba haciendo cuentas con los dedos, llegó hasta el número cuatro, levantó la mirada y con una sonrisa de oreja a oreja se dispuso a seguir hacia delante.