Porque nosotros somos el máiz

En la tierra lo único que importa es cultivar el... ¡SIIIII! Tu espacio sobre cuentos y algo más TODOS LOS HOMBRES MUEREN, MAS NO TODOS VIVEN REALMENTE -WILLIAM BRAVEHEARTH WALLACE-

Friday, September 08, 2006

El auto rojo

Por: José Alejandro García Hernández

8 septiembre 2006

Peter es un joven de diez y siete años que vive en la actual ciudad de Chihuahua, sus amigos le dieron ese apodo porque era un fanático total del superhéroe que lanza telarañas en los rascacielos, y lo nombraron así por ser parecido al alter ego del héroe. Peter nunca tuvo en su vida una novia pero sí muchos amigos, es un muchacho soñador y sentimental, además de ser demasiado religioso al ser educado en una primaria de monjas. A la vista de sus amigos es demasiado alegre y muy inteligente, en su escuela destaca por ser uno de los más brillantes a la hora de estudiar y uno de los más activos en cuestiones de actividades físicas, es el joven más rápido de la escuela y aprovecha cualquier oportunidad para salir a correr, es un muchacho de complexión delgada pero atlética, tiene un rostro agraciado y unos grandes ojos verdes.

En la preparatoria donde estudia Peter hay demasiadas culturas civiles que rondan por toda la ciudad, hay cholos, fresas, nacos, cheros, gays, darketos, nerdos y finalmente normales. Peter está considerado dentro de la cultura de los normales teniendo un contacto muy amigable con todos los amigos que se encuentran en alguna agrupación.

Al iniciar el último año de clases los compañeros de Peter comentan lo sucedido en sus vacaciones, en lo que Peter desea ser reconocido por la eternidad en su último año de preparatoria, su amigo Ricardo se acerca y dándole un abrazo le pregunta – ¿como te fue en tus vacaciones carlitos?- (Ricardo siempre lo llamó por su nombre real) a lo que Peter le responde emocionado – como siempre, lleno de idas y venidas-.



En lo que los estudiantes esperaban al primer maestro, Daniel un integrante de la cultura de los Cholos, decidió retar a los compañeros con un pequeño juego de vencidas, con un tono amenazador dijo –Unas vencidas, ¿quien me reta?- viendo que nadie respondía al llamado volvió a retar -¿se rajan o que?- Peter nunca consideró honorable que lo llamen cobarde en ningún idioma, y levantándose de su pupitre y sin decir nada se dirigió hacia el escritorio del maestro, no sin antes tropezarse con una mochila y dar inicio a una amable carcajada. Sentándose de un lado del escritorio tomó posición para el juego y dar inicio al espectáculo. Los brazos de los contendientes estaban inmóviles demostrando actos de fuerza y masculinidad, Peter no podría perder, esa palabra no existe para él hasta que algo externo le impida cumplir su objetivo, si comienza algo debe de terminarlo y bien.

Surgían demasiados pensamientos en su cabeza sobre el honor, la gloria y la desagradable derrota, que las fuerzas se le empezaban a desvanecer. Entre el tumulto de jóvenes reunidos visualizó un rostro demasiado hermoso que superaba al de las estudiantes de la escuela, era la maestra América que esperó y disfrutó el espectáculo siendo una maestra demasiado joven y accesible. Al mirar fijamente los ojos de la hermosa maestra no le importó no tener fuerzas para ganar el juego, al ver tan bella inspiración aplicó toda la fuerza que no había usado en aquellos minutos finalizando con la derrota de Daniel.

Con el sabor de gloria en sus labios y algo de sudor, Peter regresó a su lugar de estudio al igual que sus compañeros.

La maestra América escribiendo en el pizarrón, y con una voz dulce se presentó – soy la licenciada América Montoya Rodríguez y voy a ser su maestra de historia- los compañeros con mirada de borrego a medio morir admiraron la bien torneada figura de la docente, unos dirán demasiado flaca, se va a quebrar, una modeladora de ropa dando clases, pero para Peter era el barco de sus sueños, era Julie Christie en Doctor Zhivago, simplemente la mujer más hermosa como para abandonar a Geraldine Chaplin que tampoco estaba tan mal.

Peter gustaba de la materia de historia, y con la maestra América indicada para impartirla, Peter se dio lujo tanto para demostrar sus conocimientos, como para admirar tan radiante belleza.

Un buen día de clases, América le dijo a Peter con su voz de ninfa – me puede traer por favor de mi auto unos libros que están en el asiento trasero – Sin cuestionamiento alguno y con toda disposición salió con las llaves del auto, deteniéndose al momento de cruzar la puerta dio media vuelta para preguntar con voz tímida – disculpe ¿cual es su auto? – la amable maestra le respondió – es el auto rojo que está en el cajón número 8 del estacionamiento – Peter suele correr demasiado cuando sale del salón, dando grandes saltos y zancadas se dirigió hacia el estacionamiento escolar ignorando cualquier comentario negativo y burlón de otros estudiantes.

Al llegar al estacionamiento divisó un auto rojo de cierta marca y modelo (lo conoceremos como auto rojo para no caer en problemas legales, si quiere pensar en cierta marca y modelo puede hacerlo libremente, pero recuerde, es de color rojo), desactivó la alarma y retiró siete libros de historia, con un aire de alegría pensó en su cabeza unas palabras que no se escuchan hoy en día y en verdad es que la inteligencia y la belleza si pueden vivir juntas. Pensando esto cerró la puerta y reactivó la alarma.

Con siete pesados libros en sus brazos Peter regresa a su aula de estudios con aire de orgullo, le entregó las llaves y los libros a América, la bella maestra le agradeció y le preguntó que si no había batallado para encontrar el dicho auto, a lo que Peter con voz temblorosa y cortada, y si se puede decir con algo de balbuceo, respondió – no, si lo encontré en... si, no hubo problema – cuando Peter se sentó en su lugar, Ricardo en tono burlón le comentó
- no se te entendió nada de lo que dijiste –
- ¿como que no se me entendió? – preguntó Peter
- estabas rojito como un tomate –
- ¿como? –
- ¿te gusta la maestra verdad? –
- ¡no, claro que no! , ¿a quien le va a gustar una maestra? -
- está bonita, aunque demasiado delgada para mi gusto, ¡mira como se pandea por lo flaca que está! -
- para mi está perfecta – respondió Peter con aire de soñador
- o sea que si te gusta la maestra – afirmó con voz fuerte Ricardo.
- ¡cállate! – le dijo Peter dándole un codazo al estómago de Ricardo.

La maestra América levantando la voz preguntó – haber, ustedes que están hablando ¿por que se renombra demasiado la batalla del álamo? – a lo que Peter confiado en sí respondió – por que eran cientos de gringos contra miles de mexicanos, pero rendirse no era una opción aceptable, y lo más relevante de esta batalla además de ser nuestra primera victoria internacional, fue que no hubo sobrevivientes en aquella misión, lo malo y como siempre le sucede a México, es que le toca perder gloriosamente, y en las orillas del rió san Jacinto fuimos derrotados en menos de 20 minutos por el general Samuel Houston.

La hermosa maestra con su rostro lleno de cumplimiento y una pequeña sonrisa comentó a la clase las siguientes palabras – algo poética la respuesta de Carlos pero, sí, en verdad el ejército americano en desventaja numérica derrotó al mexicano en un promedio de 18 minutos, muy bien carlitos.

A través de varios días de felicidad y tranquilidad en la escuela, Peter se sentía más feliz que Forrest Gump al correr por el país norteamericano, sentía que tenía demasiada suerte por disfrutar algo nuevo en su último año escolar.

Un buen día después de clases, Peter y su inseparable amigo Ricardo se dirigían a la parada del camión, en el momento de cruzar la calle Peter no se percató de un auto rojo que venía (hay que recordar que son demasiados los autos rojos que transitan la ciudad), Ricardo lo jaló para la banqueta y comentándole lo sucedido le dijo – chonte, casi te atropella tu bella dulcinea – a lo que Peter alterado pero alegre respondió - ¿Qué?, me estás cotorreando, ¿como va a ser la maestra? – Ricardo con su sinceridad reconocida le afirmo – claro que si fue, auto rojo, hermosa cabellera dorada, sonrisa de modelo, si era América- a lo que los dos amigos empezaron a conversar.
- cómo hubiera querido que me hubiera atropellado- comentó Peter con su voz de soñador
-dos hubiera en una misma frase, o sea que eso dices nunca va a suceder-
-no está de más soñar-
-¿desearías que te hubiera atropellado?-
- pues quien sabe, a lo mejor-
-para que te dé respiración bucal, ¿verdad?- comentó Ricardo con un tono risueño-
-como si fuera a pasar- respondió Peter con esa imagen en su cabeza.

Los días pasaban, y Peter encontraba a América como su inspiración para todas las actividades de fuerza física, en la alberca era inalcanzable si recordaba la sonrisa que le dirigió su bella dulcinea en la mañana, en la mudanza le tocó cargar las cajas pesadas sin siquiera cansarse, claro está, descansaba todas las noches agotado.

Un día en la escuela cambió su perspectiva y visión del futuro soñado, una compañera del salón le pidió ser novio de ella, siendo la compañera que ganaba los concursos de belleza del estado, Peter aceptó. Mas no fue feliz, teniendo la novia más bella de la preparatoria, Peter seguía aspirando a la belleza de América, en vez de la miss modelo de la preparatoria. Peter se sentía como Yuri Zhivago al momento de seguir enamorado de Lara Andropova, a pesar de tener como novia a Tonya.

Marlene al ver que su novio no le prestaba atención, decidió cortarlo consiguiendo otro a la semana, a lo cual Peter lleno de felicidad de sentirse libre y de poder admirar a América corrió como nunca, y decidió llegar a su casa a un trote increíble.

El pavimento figuraba gotas de una lluvia, las casas se movían a dirección contraria, y Peter seguía corriendo sin importar su cansancio.
Peter sólo se detenía para recuperar un poco de aliento, pero se le acabó todo el aliento al figurar un auto rojo y ver la silueta divina que entraba en él, sin voltear a los lados se dirigió a toda velocidad para alcanzar a América, en ese lapso no se percató de un auto que lo aventó cinco metros adelante al momento de atropellarlo, irónicamente fue un auto rojo de la misma marca y modelo que el de su hermosa maestra, mas no era el de América, Peter palidecido por el golpe cerró los ojos.

La imagen de América figuró todo el tiempo en su cabeza, al momento de abrir los ojos, se vio en un cuarto pequeño y blanco, lleno de sondas y vendajes y viendo en la computadora su lento ritmo cardiaco se percató del lugar en donde estaba, siempre soñó con ver un auto rojo, y por un auto rojo fue llevado al hospital.

Peter al estar razonando esta irónica idea vio la figura del doctor, con su rostro serio y rechoncho empezó a comentarle. -buenos días, para no hacer tantos rodeos le comentaré los hechos, de milagro no sufrió alguna alteración grave que le evite hacer sus funciones diarias, pero me temo que su corazón no podrá dejarlo efectuar grandes fuerzas.
Peter sin poner atención a éstas palabras preguntó -¿como llegué aquí? –
–Lo dejaron aquí en un auto rojo-
– ¿Por casualidad no sabe quien?-
- si, una señorita rubia y delgada, la cual sigue aquí desde la mañana-
-¿sigue aquí?-
- si, está en la sala de espera, pero le sugiero que no se levante dentro de una semana, porque en este lapso no se podrá ni mover.

Ignorando la recomendación del doctor, Peter reflexionó lo sucedido, y con la imagen de su maestra en su cabeza, no pudo contenerse. La pantalla del registro cardiaco comenzó a agitarse, subiendo la intensidad cardiaca se elevó más de lo que se puede registrar. Con las manos temblorosas Peter comenzó a levantarse de su cama, la enfermera y el doctor admiraban tal espectáculo, con los dos pies en el suelo Peter comenzó a dar los pasos hacia la puerta de la habitación, con pisadas sin firmeza Peter seguía avanzando, en el momento cayó frente a la puerta, y viendo en el otro lado a América se levantó con una fuerza increíble para alguien con ese tipo de lesión. Finalmente de pie y estable en el cuarto de espera, América se dirigió a su alumno y le dio un gran abrazo, a lo que Peter le regresó un abrazo demasiado fuerte, el que nunca le dio a su maestra en días pasados.
-¿como sigue Carlitos?- le preguntó la hermosa musa
-bien, algo adolorido, pero el verla me da fuerzas para seguir- le respondió Peter con las palabras que nunca le dijo
-me dio un gran susto-
-no se preocupe, gracias a usted estoy vivo.

En el momento de la conversación entraron en el Hospital un señor con pinta de actor de estados unidos y una joven demasiado bella.

El señor comenzó a hablarle a la maestra – ya llegamos, y ¿como sigue el joven? – Y la maestra le contestó –pues aquí está cariño, ya se recuperó- Peter entendía que ese era el tan mencionado esposo de la maestra América, y en la habitación entró una pequeña joven que asimilaba la belleza de la maestra, la maestra le presentó a la pequeña, -esta es Jessica mi hija de 13 años- Peter con el mismo rostro de soñador la saludó y balbuceó como siempre al momento de ver una mujer bonita –mucho, mucho gusto en… si.

-Te llevamos a tu casa- le comentó el señor a Peter –si, está bien gracias- respondió Peter, en el momento que se dirigía hacia su habitación por la mochila, la recogió del suelo y salió del cuarto médico, al momento en que el doctor y la enfermera comentaban entre sí.
-¿como es posible que pueda salir así si el problema era que su corazón no iba a bombear más sangre para sus actividades motrices?- preguntó la enfermera
-¿Quién sabe anita, quien sabe?- le respondió el doctor
-Pero Diego, ¿como es posible que una fuerza emocional supere a una física?
- eso anita, creo que no lo podemos responder nosotros.

Peter aunque algo triste por ver en persona la unión social de su maestra, y ver la figura del esposo, supo que su sueño de casarse en un futuro con la maestra sería eso, un sueño, en ese momento al estar saliendo del hospital reflexionó esta idea, siempre soñó con un auto rojo, un auto rojo lo puso al borde de la muerte, y un auto rojo le recobró la vida.
Se detuvo a admirar a la bella hija de su maestra, fijó su mirada hacia abajo donde estaba haciendo cuentas con los dedos, llegó hasta el número cuatro, levantó la mirada y con una sonrisa de oreja a oreja se dispuso a seguir hacia delante.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home