Porque nosotros somos el máiz

En la tierra lo único que importa es cultivar el... ¡SIIIII! Tu espacio sobre cuentos y algo más TODOS LOS HOMBRES MUEREN, MAS NO TODOS VIVEN REALMENTE -WILLIAM BRAVEHEARTH WALLACE-

Monday, September 25, 2006

El emperador solitario

Ésta es la historia de un emperador cuyo orgullo y coraje fueron dignos de elogios y reconocimiento, un general romano que después de haber vencido en grandes batallas gobernó al imperio. Ahora en el año 160 de nuestra era, Chatus gobierna sobre Roma con un autoritarismo despreciable dejando en el pasado todos los esfuerzos físicos. Algunos ciudadanos dicen que no tiene sentimientos y que sólo piensa en él, además que el mantel morado que siempre utiliza en su vestimenta es el único recuerdo sentimental sobre su desconocida familia. Otros afirman su descendencia como la encarnación de Júpiter o simplemente un Coloso, pero eso se descubrirá a continuación en el último relato de Chatus Máximus, el Magnánimo, el emperador solitario.
Chatus vive con la incógnita que desde años atrás ha impacientado su vida, el relato de un oráculo que dijo estas palabras – en el último invierno descubrirás tu sangre- y Chatus nunca comprendió lo que decía el viejo adivino sobre su futuro (hay que recordar que las palabras de un oráculo siempre se cumplen) y desconocía cual era el último invierno.
En el senado romano Chatus ya no era amado por los oradores principales desde que brindó protección a los cristianos, lo que generó grandes conspiraciones para acabar con su vida, pero el emperador conocía estas negras intenciones.
En febrero del año 160 organizó los eventos del circo romano, brindó grandes espectáculos de gladiadores, sólo uno de ellos sobresalió por su coraje, un gladiador de nombre Gilbertus combatía a sus enemigos con gran fuerza y decisión, y nunca se le vio derrotado en la arena lo que llamó la atención de Chatus para colocarlo como soldado en las líneas de combate.
El emperador notó la fuerza de éste gladiador a tal grado que lo nombró como el capitán de la guardia pretoriana, ganando la completa confianza de Gilbertus.
En el séptimo día de marzo Chatus comenzó a platicar con Gilbertus sobre su pasado, era la única persona que estaba dignificada a estar en presencia del emperador, a lo que el emperador lo cuestionó de la siguiente forma:
-Gilbertus, me gustaría conocer sobre tu pasado ¿de quien eres hijo?
-Desconozco mi propia descendencia porque siento que tuve una vida anterior muy diferente a la actual, en esta vida fui criado por unos campesinos de la hispania en las tierras de Trujillo, lo más seguro es que ellos sean mis padres legítimos.
-¿A que Dios rezas?
-Le rezo a Crom el Dios del acero, pero rara vez me escucha, ¿y usted?
-Yo no rezo, envío a un servidor a que rece por mi, pero no a cualquier Dios pagano, le rezo a un Dios que según dicen los cristianos es el más poderoso de todos.
-¿Y lo escucha?
-No lo creo, con mi presencia es suficiente, no he encontrado a alguien que se iguale en sabiduría a mí o que se pueda comparar conmigo, pero tú eres diferente a los demás mortales y te haz ganado mi confianza, puedo decir que eres mi igual, por eso te encomiendo la siguiente misión.
-¿Cual misión?
-Estoy consciente sobre la conspiración que los senadores han organizado en contra mía, por eso los he citado el día de hoy, y tu misión es acabarlos como lo haz hecho con los gladiadores y los bárbaros de la Germania, cuando entren a la cámara tú cerrarás las puertas de acceso, lo más seguro es que estén armados, vístete como un senador romano y a mi señal saca tus instintos asesinos.
Mientras estaban charlando, los senadores comenzaron a entrar en la cámara, Chatus se mantuvo en el centro de la cámara y Gilbertus se sentó el la grada que estaba más cercana a Chatus. El emperador comenzó a platicarles los temas de costumbre, el caso de los cristianos, los bárbaros Germanos con la remota idea de acabar con el imperio, y su forma egocéntrica de ver la realidad.
Al llegar al tema sobre los bárbaros, un senador de nombre Bruto se levantó y comenzó a reclamar:
-Los bárbaros germanos están a nuestras puertas, nuestros soldados están combatiendo a muerte con ellos, ¿y tú?, sentado aquí sin hacer nada – ésta última frase encendió la cólera de Chatus, a lo que argumentó de la siguiente manera:
-Ustedes no saben nada sobre la guerra, conocen poco sobre la política, lo único que hacen es estudiar las leyes de nuestro pueblo para ver cómo las pueden evitar. Ustedes no han estado en una batalla, yo si, y créanme son más civilizados los soldados, incluso los bárbaros son más honorables que ustedes, bola de pezzonovantes (una forma de expresión siciliana que significa: estúpido o imprudente), yo me enfrenté en batallas que expandieron nuestro imperio, inclusive fui herido en mi tobillo derecho – dicho esto mostró su herida-. Claro, no conocen las heridas, por esa razón al momento llegar a ser emperador no quise hacer nada más. -Bruto al escuchar esto volvió a reclamar.
-Imprudentes nos dices tú, y tu nos haz subestimado, eres viejo y débil, y solo en esta cámara tú estas, nosotros te quitaremos la vida… para que no sufras más-. Diciendo esto con una sonrisa maquiavélica, hizo una señal y los senadores comenzaron a levantarse, entonces Chatus volvió a levantar la voz y argumentó.
-Imprudentes les digo yo, porque conocía sus planes de antaño, y ver más que ustedes he hecho, en verdad les digo, yo nunca moriré con un puñal clavado en la espalda, aunque esté en mis últimos días moriré en el campo de la guerra, ahora mismo saldré a la batalla a morir con honor-. Después de afirmar su plan, le hizo una señal a Gilbertus, entonces el gladiador se despojó de sus vestimentas de senador para descubrir una coraza de guerrero para proteger al emperador.
El gladiador comenzó a acabar con las vidas de los senadores y abriéndole paso a Chatus hacia la entrada dio inicio a la lluvia de cabezas y brazos. Ya en la puerta Chatus con la voz elevada le dijo a Gilbertus -Te espero en las afueras de las murallas-. Dicho esto salió y montando su corcel blanco de nombre Argento cabalgó hacia la batalla.
Con una respiración pesada Chatus salió de la ciudad a pesar de una fiebre que consumía su cuerpo y que sabía acabaría con su vida.
El sol descendía hacia las montañas del oeste, los bárbaros se refugiaban en el bosque, pero la batalla había iniciado ya la cacería de cabezas y miembros importantes. Los soldados desmoralizados vieron hacia el cielo a un emperador divinizado con la actitud de un gran general de batallas, a lo que los guerreros suspendieron sus labores bélicas para escuchar sus Colosales palabras.
-Soldados, mis divinos soldados, Todos estamos destinados a morir pero igual y daremos lucha, lo que sí se es que ganaremos, y yo se porque, porque yo nunca voy a perder una batalla, algunos de ustedes sabrán pelear otros no, prefiero morir hoy en este campo de batalla al lado de ustedes en lugar en mi cama. Así que les pido que luchen por lo que más quieren en este mundo, si muero, sería un solo romano, pero si vencemos la gloria será eterna, luchen por un lugar, y en ese lugar estarán. Entonces les digo que ganen este combate por la libertad y gloria de Roma-. Dicho esto, Chatus se adentró a las líneas del enemigo en su caballo seguido de sus soldados.
El sol daba pocos destellos de luz con una niebla que tornaba una luz gris. Chatus recordó sus días de guerrero al momento de cortar cabezas debajo de su caballo. En ese momento una flecha le voló el mantel morado que estaba en su hombro y cayó al suelo, entonces un bárbaro la levantó para limpiarse el sudor y escupir, Chatus indignado se bajó de su corcel y le cortó la mano al bárbaro para cortarle la cabeza posteriormente diciendo las siguientes palabras. –Sólo yo puedo tener en mis manos este mantel-. Y se limpió el sudor.
A pesar de una batalla excelente por parte de los romanos, la victoria se inclinaba hacia los bárbaros, entonces Chatus sobre su corcel con la mirada hacia el cielo exclamó.-Dios si realmente existes dame la victoria, ahora que me indigno a rendirte oración, te digo, si no me estás escuchando, entonces vete al infierno-. Al decir esto se vio hasta las murallas un ejército no muy común de los romanos, eran los gladiadores que venían a pelear por su emperador.
Los gladiadores liderados por Gilbertus comenzaron a cortar cabezas y miembros, pero ahora luchaban con una motivación excepcional, nunca en la arena habían luchado con gran inspiración. Ahora la batalla se inclinaba hacia los latinos, Gilbertus en especial luchaba con la fuerza de un león.
Entre los bárbaros comentaban la muerte del máximo gladiador y comenzaron a apuntar disparos de flecha hacia Gilbertus. Uno de ellos encendió una y con gran puntería fijó el punto en la coraza del gladiador. Ese lapso transcurrió de una manera muy lenta Chatus desde su caballo pensó en las palabras del oráculo, su sangre se derramará, y era precisamente invierno. Dirigió su rumbo hacia el gladiador Gilbertus, se colocó entre en camino de la flecha y su antiguo objetivo. El proyectil penetró le coraza del emperador el cual cayó de su caballo.
Marco Aurelio, un soldado romano y pariente lejano de Adriano, pronunció las siguientes palabras.
-El emperador ha caído, luchemos por él, puesto que su vida ha dado por nosotros.
Los soldados y los gladiadores pelearon con mayor ímpetu en aquella sangrienta batalla, al grado de dar sus vidas sin importar sus deseos.
La luz menguaba y la batalla terminó. Los gladiadores abrazaron a los soldados, y comenzaron a alabar a Chatus.
Chatus tendido en el suelo comenzó a platicar sus últimas palabras con Gilbertus y Marco Aurelio.
-Ganamos, les dije que tendríamos la victoria, pero, ¿como es que los gladiadores comenzaron a pelear por Roma?
-No lucharon por Roma, dieron sus vidas y terminaron con las del enemigo por ti-. contestó Gilbertus
-¿Tú los convenciste?- preguntó Marco Aurelio
-Si lo he hecho.
-¿Pero como lo hiciste? Volvió a cuestionar Chatus.
-Les prometí que serían libres-. Respondió Gilbertus con una cara de pena.
-Les prometiste la libertad, y libres serán. Ahora pelearán por su propia cuenta, formarás una escuela de gladiadores en donde lucharan por dinero. Y a ti te pido que protejas a Marco Aurelio, por que él restaurará la libertad de Roma, mantendrá la pax romana.
Después de decir esto, Chatus buscó entre su coraza el mantel morado, mas no lo encontró, intentó levantarse, pero ya no tenía fuerzas. Entonces vislumbró a lo lejos su mantel morado, arrastrándose con dificultad lo recogió y se lo entregó a Gilbertus diciendo algo que el gladiador no pudo comprender –Finalmente lo encontré-. Al decir esto, Chatus recordó de nuevo las palabras del oráculo, y con voz fuerte le dijo con un lenguaje Germano éstas palabras: -“Mein Bruder”-. al decir este dialecto expiró. Gilbertus nunca conoció el significado de éstas palabras, el significado sólo lo conocía el emperador que entró al elíseo con una sonrisa en su rostro el día 7 de marzo del año 161, Chatus Máximus, el magnánimo, “el hermano”.

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“Mein Bruder” del idioma alemán que significa “Mi hermano”

2 Comments:

At 9:09 PM, Blogger alerns said...

Caray!! ahí se termina?? o todavía le vas a continuar??, estuvo padre y a la vez estuvo sangriento XD "lluvia de cabezas y brazos" jajajaja. Por cierto como le haces para subir un video de youtube a blogger?.

Andrea (Lissi)
http://losalerns.blogspot.com/

 
At 12:27 PM, Blogger josé Alejandro García said...

Primero que nada gracias por el comentario.
Con respecto al tema de los videos simplemente te suscribes a you tube en www.youtube.com, al suscribirte das los datos de tu blog, sigues las instrucciones y no se que rollo te dicen ahí

 

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